sexta-feira, novembro 27, 2015

XNV Arraiano 13

Un comeza a facer parvadas cando esquece ao neno que leva dentro. 

Temos o dereito e o deber de ser rebeldes.

Eu son Balbino, un rapaz de aldea, coma quen di, un ninguén...

Vaia triunvirato de catro arraianos na illas de Gres, Honolulú.

O pote sempre fervendo...

Proxectos, proxectos e máis proxectos...

E ti que dis??


quarta-feira, novembro 04, 2015

Luciano Rigolini: O meu traballo é devolver a sensibilidade á televisión


Reproducimos eiquí esta entrevista que fixemos en Lisboa e que publicamos en La Voz de Galicia hai uns días...
Luciano Rigolini (Lugano, 1950), productor de documentales del canal Arte, participó como tutor de proyectos de jóvenes cineastas en Culturgest, sede del recién concluido Doclisboa, «una preciosa criatura que, con trece años, ya es uno de los festivales de documental más extraordinarios y arriesgados de Europa». Fino cazador de talentos, este hombre campechano colaboró con figuras como Chris Marker, Alexander Sokúrov o Naomi Kawase. El fotógrafo y cineasta suizo, afincado en París desde 1995, lamenta no haber estado nunca en Galicia, «un país donde actualmente hay una energía muy interesante y documentales con profundas raíces».
-¿Conoce el audiovisual gallego?
-Estoy muy atento al cine de lo real. Mi trabajo consiste en devolver la sensibilidad a la televisión, por eso tengo que estar enterado de lo que se está haciendo. En la universidad Pompeu Fabra he tenido buenos alumnos de Galicia. Mientras en otros lugares están rompiendo con la tradición, en Galicia el nuevo cine habla de la tierra y el mundo rural.
-¿A qué se puede deber?
-Puede ser una de las ventajas de vivir en el Finisterre europeo. Posiblemente Galicia no esté tan globalizada ni contaminada como otras zonas más centrales y eso hace que la identidad cultural esté presente en muchos documentales que se están haciendo.
-¿En qué consiste su trabajo como productor?
-Creer en un cineasta, conocerlo e intervenir en el proceso creativo sin controlar, acompañando, tratando de dotar de ritmo y potencia al proyecto y empujando al director hasta un punto límite, siendo consciente de que con cada uno tienes que seguir un camino y un método diferentes.
-¿Cómo es trabajar con Chris Marker, Sokúrov o Kawase?
-Con Chris Marker, considerado el inventor del documental subjetivo, simplemente fue un acompañamiento sutil, porque cuando trabajé con él ya era un artesano del cine en plena madurez y tenía muy claro cómo conseguir transformarnos con sus trabajos. Con Alexander Sokúrov fue un seguimiento más a distancia. Con Naomi Kawase mi papel fue más activo porque cuando la conocí era muy frágil, aunque percibí su potencial como cineasta y su extraordinaria capacidad para cruzar la frontera entre Oriente y Occidente.
-¿Goza de buena salud el documental europeo?
-Vivimos una dolorosa paradoja. En un contexto de emancipación del lenguaje documental, protagonizada por una nueva generación de cineastas, asistimos al imperialismo del periodismo en la televisión, que se materializa en escasas posibilidades de financiación y difusión de estos trabajos tan personales y novedosos. Hay creatividad, pero no hay financiación ni difusión.
-¿Esta creatividad es fruto de la formación?
-Las universidades de hoy no son escuelas de cine, sino que solo crean teóricos del cine. Por eso creo en el laboratorio que desarrollamos desde hace años en nuestro canal [Arte]. Aunque dotar de sensibilidad a la televisión actual pueda sonar a utopía, no lo es, y seguiremos trabajando con este objetivo mientras haya talento y buenos documentales.
-¿Es el talento lo que produce la magia del cine?
-Hay magia cuando, a través del punto de vista personal de un autor, donde la forma y el contenido se unen, descubrimos nuevos mundos. Cuando salimos del cine y nos damos cuenta de que ya no somos la misma persona que antes de entrar.